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lunes, 20 de agosto de 2012

Lisboa. Portugal 2012

En esta ocasión, nuestra aventura nos lleva a Portugal, concretamente a Lisboa y sus alrededores.

Comencemos con unas pequeñas consideraciones que a buen seguro os vendrán bien para planificar vuestro viaje.
Lisboa es una ciudad muy cosmopolita y romántica, aunque reconozco que en la actualidad está algo abandonada y ha perdido parte de su encanto, aquél que yo recordaba de mi viaje anterior y que nos hizo volver para compartir en familia. Las calles están realmente sucias y no se ve mucha seguridad, ojo con los carteristas, especialmente por las noches, en el Barrio Alto y en el metro. 

También resulta muy caro actualmente, porque aunque en cuestión de alojamientos no difiere de otras ciudades europeas, sin embargo en temas de restauración y visitas de monumentos se cuelan bastante. 

En temas de transporte, resulta muy cómodo y eficaz desplazarse en metro, pues hay unos bonos de transporte que salen bien de precio y te permite hacer transbordo de unos metros a otros de manera rápida y sencilla. Hay cuatro líneas que recorren el casco histórico y los alrededores. No obstante, también tenemos la posibilidad (que por supuesto os recomiendo) de viajar en los clásicos tranvías turísticos que veréis más adelante en fotos y que permiten disfrutar de un paseo agradable y de unas vistas fantásticas, pero están algo masificados.

Dicho esto, empezamos nuestro recorrido por Lisboa, la ciudad de las siete colinas, que se encuentran asentadas a orillas del Tajo, el cual se puede cruzar a través de dos magníficos puentes e incluso en crucero fluvial. Básicamente, se encuentra dividida en cinco barrios, todos ellos diferentes y con una seña de identidad también diferente, que los hace únicos. Los barrios son La Baixa, El Chiado, El Barrio Alto, La Alfama y Belém.

La Baixa
Este barrio es el más céntrico y por tanto, comercial y turístico de Lisboa. Fue reconstruido por el Marqués de Pombal tras el terremoto de 1755.
Desde la famosa Rua Augusta, se accede a la Plaza del Comercio atravesando el Arco del Triunfo, de estilo barroco. 



Es una plaza impresionantemente amplia y desde la que se contemplan unas vistas impresionantes de la otra orilla del Tajo y del Puente 25 de Abril.



Vistas de ambos laterales de la plaza.



Y detalle del Arco del Triunfo.


Aquí se pueden coger los típicos tranvías turísticos.


Monumento al Monarca  José I, en la parte central de la plaza y el Monumento al Cristo Rey, muy parecido al de Sao Paulo.


Impresionantes vistas desde el final de la Plaza del Comercio. Al fondo el Puente 25 de Abril.


Vistas de Cristo Rei.


Volviendo sobre nuestros pasos, en un lateral de la Rua Augusta, se encuentra el famosísimo Elevador de Santa Justa. Bueno...muy sucio y deteriorado, pero paseito obligado más que nada por las vistas a las que se accede desde aquí arriba. Comunica este barrio con el Barrio de Chiado.


Por la noche está bonito tan iluminado. Aunque nosotros lo pillamos medio fundido...upsss


Vistas del Castillo de San Jorge desde aquí.


Vistas de mi beautiful family.


Arriba han hecho una terracita-café donde si te apetece puedes parar a tomar algo mientras disfrutas de las vistas.


El interior es de madera, como los tranvías antiguos y cuando te subes, mantienes los dedos cruzados hasta que se vuelve a abrir la puerta, jeje.....pero se abre!!


 Vistas de la Plaza del Rossio desde el Elevador.


¿Tanto esperar colas para esto? ...jeje...resulta algo decepcionante....


Una vez abajo de nuevo, continuamos hacia la Plaza do Rossio, desde donde llama la atención de la enorme estatua de Pedro IV, El Rey Soldado. Esta plaza es el centro neurálgico de Lisboa. Por la noche te ofrecen costo cada 5 minutos....allí conviven los camellos con los policías pacíficamente....incomprensible!!




Esta pastelería Suiza es una de las más famosas de Lisboa, y por supuesto, nos paramos a  hacer un descansito y degustar los famosos pastelitos de Belém. También, en la misma plaza de Rossio está el famoso Café Nicola, que con su fachada art decó, es uno de los cafés más emblemáticos de Lisboa. Allí cenamos una noche, muy bien por cierto y con música de fado de fondo. Muy recomendable, aunque lógicamente turístico.


  En un lateral de esta plaza, nos encontramos una de las subidas a pie al Barrio Alto, que luego patearemos.


Teatro Nacional Doña María II


Elevador de Gloria.



Estación de Rossio, muy bonita. En estilo neomanuelino. Desde aquí salen los trenes para ir a Sintra.


En el lateral de la Estación de Rossio, cenamos una noche porque hay un montón de pizzerías y restaurantes modernos y es un sitio tremendamente agradable para copear después.


Justo al otro lado de la Plaza de Rossio, se abre otra plaza llamada Plaza de Figueira, desde donde se cogen los tranvías que te llevan al Castillo de San Jorge.



Obligada degustación de la bebida típica de allí, la ginjinha, que es un licor de guindas que está muy rico.




La Avenida de la Libertade, comunica el casco antiguo con la Lisboa moderna, y termina en la Plaza del Marqués de Pombal. Es esta avenida se encuentran las tiendas más lujosas y chic....diseñadores, joyerías...vamos, para llevar la cartera bien llena. Esta plaza se llama Plaza de los Restauradores, muy elegante. Al fondo el Hotel Avenida.



Aquí ves lujosos hoteles a lo largo de la plaza, como el Hotel Avenida, de 5 estrellas o el Teatro Eden, que veis en la foto..


Amália Rodrígues, su fadista más internacional, con mi Amalia más preciosa



Paralela a esta zona, hay una calle repleta de bares donde puedes comer bien y tomar algo de marisquito fresco a precio de turista, pero dentro de un orden.


Plaza del Marqués de Pombal, con los Jardines de Eduardo VII al fondo. Esta ya es la parte moderna de Lisboa. En esta zona teníamos nosotros nuestro hotel.


Y ahora hacemos la vista al revés, desde arriba de los jardines, la plaza del Marqués de Pombal al fondo..


Desde aquí se toman unas bonitas panorámicas....¿o serán los modelos?...jaja






Por esta zona también nos encontramos la Plaza de Toros.


 Acueducto de las Aguas.


Barrio Alto

Cambiamos de barrio y nos vamos al Barrio Alto, en esta ocasión a pleno pulmón, para disfrutar de estas escaleritas, que tienen un encanto especial porque además te montan terrazas curiosísimas donde cenar con una panorámica de lujo y en medio de un barrio muy animado.





Como veis, los escalones no son un impedimento para montar los chiringuitos.....


Nos sorprendió un pasacalle musical mientras tomábamos un buen mojito, pues si quieres mijitos o caipirihnas, te recomiendan que lo hagas aquí, pues nada, nosotros obedientes. 



En este barrio tienes la mejor selección de locales de fado y los mejores fadistas de Portugal, pero es una zona bastante insegura. Una pelea callejera delante de nuestras narices acabó rápido con nuestra idea de quedarnos a cenar por allí, así es que nos bajamos hacia Chiado.

Chiado
Este barrio es el de los artistas callejeros y los centros comerciales. Aquí nos encontramos con la Plaza de Camoes.



Y este es el mítico Café A Brasileira, de inspiración art nouveau, punto de reunión de los intelectuales del momento durante los años veinte y treinta, entre buen café brasileño, tertulias y pinturas contemporáneas. Entre ellos Pessoa, quien tiene su estatua en la puerta. Abrió en 1905. Imposible sentarse a tomar algo, completamente lleno.




Belém
Hoy nos levantamos tempranito porque íbamos bien advertidos de la importancia de madrugar, pues las colas en Belém son la tónica general. Dejamos el metro en Cais de Sodre y desde allí cogimos el tranvía hacia este barrio. Esta estación de metro está inspirada en Alicia en el País de las Maravillas.



Decidimos ir primero hacia la zona de la Torre de Belém, porque es donde más colas se forman y así a ver si teníamos suerte y entrábamos prontito.
Antes de llegar te encuentras con el impresionante Monumento a los Descubridores, construido en 1960 para conmemorar el quinto centenario de Henrique el Navegante, a quien se debe el descubrimiento de las Azores, Madeira y Cabo Verde.


Por un paseo muy agradable que comunica con la Torre de Belém, llegamos a ésta, no sin antes pasar delante de un bonito faro.


 Torre de Belém, de estilo manuelino. Realmente, esta torre fue estratégicamente erigida como fortaleza de defensa para controlar los pasos navales a través del Tajo. Es uno de los monumentos más representativos de Lisboa.


Foto family.


En las inmediaciones, encontramos un avión como recuerdo del primer viaje en hidroavión entre Lisboa y Brasil, realizado en 1922.


Algunas vistas desde el paseo.



De vuelta de la Torre de Belém, decidimos subir a la terraza que hay en el Monumento de los Descubridores (de 52 metros de altura) para disfrutar de unas bonitas vistas,  pero no os asustéis que se sube en ascensor...lo cual es de agradecer.


Desde arriba se ve una enorme Rosa de los Vientos, de 50 metros de ancho, regalo de la República de  Sudáfrica a la ciudad. Observad la gente qué chiquitina se ve desde arriba. No apto para cardíacos.



Vistas del Monasterio de Los Jerónimos que ahora visitaremos.



El Monasterio de los Jerónimos fue un encargo del Rey Manuel I para celebrar el descubrimiento de la ruta marítima de Vasco de Gama.Su intención era yacer allí tanto él como sus descendientes, llegado el momento, aunque finalmente no se concluyó hasta finales del siglo XVI.





Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983. El magnífico claustro es realmente impactante. En el interior del Monasterio se puede visitar la tumba de Fernando Pessoa.




El estilo es claramente manuelino aunque inspirado en el plateresco español.





Ya de vuelta, paramos a comprar los famosísimos pasteles de Belém en la no menos emblemática pastelería de Belém, la reconoceréis por las colas.



Con un montón de salas dentro donde te puedes sentar a tomar un café (y así no esperas colas a pie juntillo e igualmente te los sirven para llevar, jeje..la picaresca) Decorado con azulejos típicos de Lisboa y con enormes cristaleras donde ves cómo elaboran estos dulces típicos.






Castillo de San Jorge
Hora de subir al Castillo, pero lógicamente lo íbamos a hacer a la manera turística, en el tranvía nº 28, que te lleva hasta arriba y te hace paradas en un par de miradores donde sacar fotos para el recuerdo.





Callejeando  por esta zona, nos damos de bruces con un urinario medieval conservado en la subida al Castillo.


Bonitas calles con tiendas turísticas donde comprar los recuerdos que llevarte.








Entrada al Castillo. Esta visita merece mucho la pena por las panorámicas que te encuentras, pero resulta ciertamente agotadora con tanta muralla que subir y bajar.







Pero bueno...¡¡¡aquí piden hasta los gatos!!!!















Por si no habíamos andado suficiente...decidimos bajar a pie porque no era cuestión de perderse este magnífico callejeo por el Barrio de la Alfama.



Cacilhas, al otro lado del río.
Otro de nuestros días en Lisboa, decidimos visitar la otra orilla del Tajo, donde además de encontrarnos con el Imponente Cristo Rei, aprovechamos para comernos una mariscada de esas que quitan el hipo. Si quieres marisco de calidad, tienes que venir a esta orilla.
Nuestra excursión comienza en ferry y nos deja unas imágenes preciosas del atardecer de la ciudad con el Puente 25 de Abril de fondo.






 Vistas del embarcadero.



Faro de Cacilhas
















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Parque de las Naciones
Desde la Estación de Oriente, diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava, se accede al Centro Comercial Vasco da Gama y de aquí, al Parque de las Naciones. 


Dispone de un teleférico que te deja una buena panorámica del Parque y así descansas un ratito. No apto para personas con vértigo.




Este parque tiene su origen en la Expo de 1998 y los pabellones han sido transformados en centros comerciales, oceanarios, restaurantes, zonas de copas, etc. 

Puente Vasco de Gama.









Estas originales fuentes te refrescan, además de adornar la avenida principal, todo un espectáculo que te emboba sin darte cuenta.






Centro Comercial Vasco Da Gama, donde.... ¡¡¡ no hubo más remedio que picar!!!



Detalle de los Lavabos de señoras..



Más imágenes del Parque de las Naciones.


Oceanario al fondo.




Decidimos parar a almorzar en este bonito restaurante con vistas al Oceanario. Fue una buena elección, comimos muy bien a base de enormes brochetas de todo tipo de carnes que te iban sirviendo acompañadas de guarniciones.





Uno de los pabellones transformado en Casino.



Oceanario

Parada obligada, sobre todo para los más pequeños de la casa, aunque nosotros lo disfrutamos igualmente. Es el segundo más grande de Europa, tras el de Barcelona y su estructura simula a un barco.




Un buzo hace las veces de mascota.













Zoológico de Lisboa.
Si hay alguna palabra que lo describe es: Carísimo!!! Pagamos 80 € los cuatro, por ver un zoo como otro cualquiera....en fin. La verdad es que en cuestión de entradas a monumentos, museos y demás, se pasan tres pueblos.













Con su típico espectáculo de focas y delfines.











 Y ahora...que nos lleven, que ya no podemos andar más!!!



Bueno, hasta aquí nuestro viaje a Lisboa. En los próximos días iré subiendo el resto de las excursiones a Sintra y Cascais.

Saludos

Fotos: May Martínez



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